A Better Way to Fund Youth Action

Everything you need to know about alternative funding approaches.

On 2nd June, global activists, organisations and donors came together to share experience and learnings on how they have designed and delivered citizen and youth-led funds, aimed at supporting civil society leadership and action. We discussed practical tips and insights on what it takes to set up an alternative fund, and what impact these approaches have had in practice.

Speakers included Edd Fry from Blagrave Trust’s The Listening Fund, Anne Muthoni, a Youth Compact Champion speaking about their Youth Fund, and Soren Warburg from ActionAid on the Get Up Rise Up – Direct Action Fund.

What did we learn?

These are the key takeaways from the event:

  • Funders and donors must reflect on how and who has the power to make decisions within their organisations about where money goes and how it is spent. Instead of having similar people with similar perspectives inform what investments donors will make, donors should draw from peer review processes and grant advisors from different backgrounds, including young people, to help democratise the funding process and bring a diverse set of voices across the design, decision making, management, supervision and even mentorship of the granting process. This might also help expand the capacities of donors to fund other regions and civil society in a wider variety of languages and contexts. It is time to get away from structuring grantmaking as ‘one decision in time’ and instead see it as an ongoing process.
  • Newer funds should prioritise flexible funding with application processes that avoid overburdening grantees, and instead place the administrative burden on the donors. The application process should aim to have a quick response and turnaround in mind, prioritising feedback (at the individual level where possible) to support the capacity strengthening of unsuccessful applicants. This is how funders can continue to align their values to their actions. 
  • Efforts should be made to maximise identification and sharing of learning, tactics and processes, and avoid overburdening reporting and extractive MEL practices. This helps foster accountability to the movement and the lessons that come out of the funding and support granted, above accountability to the donor. This requires donors to reflect on how much and  what they ask from grantees, and where possible adapt reporting requirements depending on the size of the grantee (and the grant). Funders should seek to work on trust.
  • With newer ways to fund comes the opportunity to diversify the actors that funders partner with, expanding opportunities to movements, registered and unregistered groups, activists and other parts of the sector that oftentimes get excluded from mainstream funding models.
  • Developing and managing alternative funding models comes with a new set of challenges, for both funders and civil society. These include convincing other donors that supporting flexible granting is effective and impactful; lead in time to change minds both within the funding community and civil society alike who are not used to newer and alternative funding models; and ongoing administrative challenges, namely concerning wire transfers to different parts of the world and smaller, non-registered organisations. Above all, while agile and flexible funding is helpful, there is a question of the sustainability smaller -scale funding can have in strengthening youth civil society action. 
  • For most, developing new ways to fund is a process of learning and unlearning, and as a sector we should be more ambitious and more brave about thinking how to differently financially support civil society. The process does not have to be perfect from the start, rather learning can be done underway and from the people that you work with. The important thing is to get going, do it transparency and do it bravely! There is value in failing forward. 

UNA MEJOR MANERA DE FINANCIAR LA ACCIÓN JUVENIL

Todo lo que necesitas saber sobre modelos de financiación alternativos – que aprendimos?

  • Los financiadores y donantes deben reflexionar sobre cómo y quién tiene el poder de tomar decisiones dentro de sus organizaciones sobre a dónde va el dinero y cómo se gasta. En lugar de que personas similares con perspectivas similares informen sobre las inversiones que harán los donantes, los donantes deben basarse en procesos participativos, como la revisión por pares y asesores de subvenciones de diferentes orígenes, incluidos los jóvenes. Esto ayuda a democratizar el proceso de financiación y escuchar de voces diversas a lo largo del diseño, toma de decisiones, gestión, supervisión e incluso tutoría del proceso de subvención. Esto también podría ayudar a ampliar las capacidades de los donantes para financiar a organizaciones de la sociedad civil (OSC) en una variedad más amplia de idiomas y contextos. Es hora de dejar de estructurar la concesión de subvenciones como “una decisión en el tiempo” y, en cambio, verla como un proceso continuo.
  • Los fondos más nuevos deben priorizar la financiación flexible con procesos de solicitud que eviten sobrecargar a las OSC y, en cambio, colocar la carga administrativa sobre los donantes. El proceso de solicitud debe apuntar a tener una respuesta rápida en mente, priorizando la retroalimentación (a nivel individual cuando sea posible) para apoyar el fortalecimiento de la capacidad de los solicitantes no seleccionados. Así es como los donantes pueden seguir alineando sus valores con sus acciones.
  • Se deben hacer esfuerzos para maximizar la identificación y el intercambio de aprendizajes, tácticas y procesos, y evitar sobrecargar los informes y las prácticas extractivas de MEL. Esto ayuda a fomentar la rendición de cuentas al movimiento y las lecciones que surgen del financiamiento otorgado, por encima de la rendición de cuentas al donante. Esto requiere que los donantes reflexionen sobre cuánto y qué piden de las OSC y, cuando sea posible, adapten los requisitos de presentación de informes según el tamaño del prestatario (y la subvención). Los financiadores deben confiar en las OSC que subvencionan.
  • Con nuevas formas de financiar, surge la oportunidad de diversificar los actores con los que se asocian los financiadores, ampliando las oportunidades a movimientos, grupos registrados y no registrados, activistas y otras partes del sector que a menudo quedan excluidas de los modelos de financiación convencionales.
  • El desarrollo y la gestión de modelos de financiación alternativos conlleva un nuevo conjunto de desafíos, tanto para los donantes como para la sociedad civil. Estos incluyen convencer a otros donantes de que apoyar las subvenciones flexibles es eficaz; el tiempo que lleva cambiar la opinión de tanto donantes como la sociedad civil que no están acostumbrados a modelos de financiación más nuevos y alternativos; y desafíos administrativos principalmente en relación con las transferencias electrónicas a diferentes partes del mundo y organizaciones más pequeñas no registradas. Sobre todo, aunque la financiación ágil y flexible es útil, existe la cuestión de la sostenibilidad que puede tener la financiación a menor escala para fortalecer la acción de la sociedad civil juvenil a lo largo del tiempo.
  • Para la mayoría, desarrollar nuevas formas de financiación es un proceso de aprendizaje y desaprendizaje, y como sector deberíamos ser más ambiciosos y valientes a la hora de pensar en cómo apoyar financieramente a la sociedad civil de manera diferente. El proceso no tiene que ser perfecto desde el principio, sino que el aprendizaje se puede realizar en curso y de las personas con las que se trabaja. ¡Lo importante es ponerse en marcha, hacerlo con transparencia y con valentía! Hay valor en fallar hacia adelante.